El Inspector Quevedo: caso no archivado

Todo comenzó aquel frío día de noviembre, y ya las nubes de la mañana, parecían presagiar lo que ocurriría. Jony Mentero, un lumpen de tres al cuarto, me dió el chivatazo. Jony me debía algún que otro favor, y esto pensó él, equilibraría la balanza. Hice caso a Jony; fue mi primer error. 

Sin avisar a la Central -fue mi segundo error- me dirigí al lugar. Un edificio de estilo neoindustrial, en un barrio obrero a las afueras de Megaciudad. Quizás a algún arquitecto de los 70 le gustara... no sería yo quien mandara su derribo por feo. No confiaba en Jony y sí en mi fiel Colt; lo desenfundé.  

Entré con premura, estaba oscuro, fui por corredores vacíos y silenciosos. Solo se escuchaba el ruido de la calle, pero de forma muy amortiguada, como si las paredes fueran de plomo.

"Recuerde que debe ir a la primera planta, gire a la izquierda, al fondo del corredor, la penúltima puerta a la derecha"... eran las palabras de Jony, y así lo hice. Abrí la puerta, una extraña y fría oscuridad me heló.

Poco a poco mi vista se fue acomodando y pude ver con nitidez, pero, aquello no tenía el menor sentido para mi. 
Recordé las palabras de Jony que entre titubeos me decía:
"Inspector Quevedo... le juro que es verdad... debe ir para creerme y quizás así pueda volver a ser quien era"...
"¿Ser quien era?" ¡vaya estupidez chaval!, pensé en aquel momento; en aquella habitación, no lo tenía tan claro. Sus febriles palabras ahora me resonaban como una sirena de bomberos en plena alarma por un incendio:
"¡Por favor mire! ¡mireee!" 
... ese sería mi último error.
Pero, no adelantaré los sucesos.

Deambulé por la gran habitación y vi una multitud de objetos. De algunos intuía medianamente su uso, pero, la mayoría de ellos me eran totalmente extraños. A los pocos pasos vi algo que debió aterrar a Jony...

Una calavera de enormes proporciones y un instrumento que bien pudiera ser un arma... sentí un escalofrío por la incertidumbre, no era miedo, sólo el desconocimiento, el no saber a que me estaba enfrentando.

Cuando estaba a punto de desistir, largándome de aquel lugar, me topé con un objeto cilíndrico... 

Movido por una fuerza invisible, cogí el tubo y sin saber ni como ni porqué; ¡miré!
... y sucedió algo asombroso. Unas sensaciones se abrieron en mis ojos, algo que sin saber que era, puedo describir como un proceso de descomposición. Pues al cambiar de dirección esa sensación en mis ojos se desdoblaba, se separaba.

Aquello fue demasiado; sin pensarlo más salí pitando. Aquel día no estará en los archivos de investigación de la Central, aunque di parte de ello, pues quedó entre los cientos de casos sin cerrar de acceso restringido. Por lo menos "no perdí los papeles" y sigo cuerdo. Cosa que no se puede decir de Jony, pues desde aquel día no se le vio más por Megaciudad.

Ya han pasado unos dos años desde aquellos sucesos, y en ocasiones, al cerrar los ojos puedo percibir esa extraña y cálida sensación, cómo si el mundo no fuera gris, y algo que permanece oculto espera ser desvelado.
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Actividad para alumnos de Cultura Científica
Escribe e ilustra un relato breve, entre 500 y 1000 palabras.
- El personaje principal debe ser el Inspector Quevedo.
- En la trama debe aparecer algún componente científico que de sentido al relato. Puede contener elementos de ciencia ficción, pero, no de fantasía.
- Las ilustraciones pueden ser fotografías o dibujos.
- Texto e ilustraciones deben ser originales.
- Debes entregarlo al profesor de la materia impreso en papel (A4; fuente: Arial o Times New Roman, tamaño 12, interlineado 1.5) y debes guardar una copia digital en pdf.

Criterios de evaluación
Bloque 1. Procedimientos de trabajo
1. Obtener, seleccionar y valorar informaciones relacionadas con la ciencia y la tecnología a partir de distintas fuentes de información.
2. Valorar la importancia que tiene la investigación y el desarrollo tecnológico en la actividad cotidiana.


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El Inspector Quevedo y los meteoros